Astróbriga agradece de manera particular a GMV el patrocinio brindado para la colocación de este planeta que se convierte, así en «Marte – GMV»

El intenso color rojo de Marte ha llamado la atención de los seres humanos desde la Antigüedad y ha sido asociado generalmente a la guerra y la batalla. En la mitología romana era el dios de la guerra (Ares, en la mitología griega), hijo de Júpiter y Juno y amante de Venus, a pesar de estar casado con Bellona. Su particular movimiento hizo que los egipcios lo conociesen como “el que viaja hacia atrás” mientras que los hindúes lo llaman Mangala o Lohit (rojo) y en muchos de sus mitos es el hijo de la deidad asociada a la Tierra.

La oxidación de la pirita en su superficie parece ser el origen de esta coloración tan llamativa. Su periodo de rotación es similar al de la Tierra y el periodo orbital es de 687 días terrestres. En su superficie podemos encontrar el Monte Olimpo, el volcán más grande y la segunda montaña más alta conocida del sistema solar así como los Valles Marineris, una de las más profundas depresiones. Tiene una tenue atmósfera con un ligero efecto invernadero de menor intensidad al terrestre o, desde luego, al de Venus.

Misiones espaciales

La exploración espacial contemporánea tiene muchos retos y conocer mejor Marte está entre los principales. Hace miles de años Marte tuvo una gran

 presencia de agua en forma de ríos y océanos. Se trabaja sobre la hipótesis de que en el pasado pudiera haber albergado vida.

Desde 1960 se han lanzado más de medio centenar de misiones, de las cuales la mitad han resultado fallidas. El 18 de febrero de 2021 llegó a Marte la última de las misiones espaciales hasta el momento.  Perseverance es un vehículo del tamaño de un monovolumen que explora un lugar donde parece que pudo haber agua en el pasado para recoger muestras, examinar el entorno y mejorar nuestro conocimiento. Agencias internacionales, entidades públicas y privadas están valorando seriamente enviar seres humanos a este inhóspito lugar cuya exploración representa, sin duda, la próxima frontera de los viajes humanos.