El planeta más lejano observable directamente por el ojo humano es Saturno, el gran gigante gaseoso que se encuentra a 5,2 ua* (unos 778 millones de kilómetros). Urano fue descubierto en 1781 gracias a la utilización de telescopios modernos. William Herschel y Caroline Herschel los construyeron y utilizaron para identificar una gran cantidad de objetos astronómicos.

Pero la órbita de Urano daba serios problemas a la comunidad científica. Tras décadas recogiendo datos sobre este planeta, los datos no coincidían con el movimiento que se esperaba de él de acuerdo con las leyes de Newton. De esta manera tomó cuerpo la hipótesis de que Urano no debía ser el último de los planetas. Esta extraña órbita se podría explicar si hubiese otro planeta influyendo gravitatoriamente en Urano.

En 1843 y 1845, ambos astrónomos, Adams y Le Verrier, trabajaron en paralelo (y sin conocerse) en el cálculo de la posición del nuevo planeta. Intentaron sin éxito que distintos observatorios con los telescopios más potentes de la época buscasen en las zonas del cielo que habían delimitado. El 23 de septiembre de 1846, utilizando los datos de Le Verrier, el astrónomo Johann Galle consiguió observar el planeta al primer intento. Debido a su color azulado y siguiendo la tradición de asignar nombres mitológicos a los planetas, se le llamó Neptuno, rey del mar. En chino, vietnamita, japonés y coreano, el nombre se puede traducir como estrella del rey del mar. Poseidón es el equivalente al dios del mar en la mitología griega. Los hebreos se refieren a él como Raham, un monstruo marino bíblico.

Hasta el momento, los objetos localizados en el cielo a través del telescopio (incluido Urano) se habían encontrado por azar o mediante búsquedas sistemáticas de zonas del cielo. Neptuno fue el primer planeta en ser descubierto tras el cálculo matemático previo de su ubicación, un hito en la historia de la astronomía.

Neptuno es el octavo de los planetas del sistema solar y, según la clasificación actual (que excluye a Plutón), el último. Se encuentra a una distancia de 30UA*, unos 4.300 millones de km del Sol. Esta enorme distancia provoca que su periodo orbital (el tiempo que tarda en cubrir toda la órbita alrededor del Sol) sea de casi 165 años. Al igual que Urano, es un gigante gaseoso. Un planeta muy grande, el cuarto en tamaño del Sistema Solar, con un volumen 57 veces mayor que el de la Tierra. No obstante, debido a su composición gaseosa, su masa es solamente 17 veces superior.

Hasta los años 80 del siglo XX no se tuvo evidencia clara de la existencia de anillos, aunque William Lassell aseguró haberlos visto en 1846. Gracias a la sonda Voyager, hogaño sabemos que Neptuno tiene un tenue sistema de anillos que reciben nombres de científicos implicados en su investigación: Galle, Le Verrier, Lassell, Arago y Adams.

Al igual que el resto de los gigantes gaseosos, Neptuno está rodeado de una importante cantidad de satélites. En 2021 se conocían 14, cuyos nombres tienen referencias mitológicas: Náyade, Talasa, Despina, Galatea, Lasisa, Hipocampo, Proteo, Tritón, Nereida, Halimede, Sao, Laomedeia, Psámate y Neso. El mayor de todos es Tritón, una luna helada con una temperatura media de 235º bajo cero. Es un caso extraño de satélite geológicamente activo en el sistema solar.

*Unidad astronómica: distancia entre la Tierra y el Sol. Aproximadamente 150.000.000 km.