Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno son planetas que se pueden observar a simple vista desde la Tierra. Desde la Antigüedad estos objetos despertaron el interés de los seres humanos. Su particular movimiento en la bóveda celeste hizo que desde épocas muy antiguas ya se les diferenciase del resto de astros.

Urano, en cambio, fue clasificado como planeta por primera vez por William Herschel en 1781, tras poder contemplarlo a través de telescopios como los que construía con Caroline Herschel, su hermana. Ya había sido observado por otros astrónomos con anterioridad, pero lo confundieron con una estrella por la lentitud de su movimiento. En un primer momento Herschel lo denominó “estrella de Jorge”, en honor al rey Jorge III de Inglaterra. Posteriormente, Johann Bode propuso la utilización de nombres vinculados a la mitología clásica. Urano era el dios del cielo en la mitología griega y junto a Gea (diosa de la Tierra) engendró la primera generación de titanes.

Se trata de un gigante helado, categoría que comparte con Neptuno. Son, de hecho, planetas muy similares. A una distancia de 2.900 millones de kilómetros del Sol (19,22 UA*), tiene un periodo orbital (tiempo en el que completa su órbita alrededor del Sol) de 84 años terrestres. La inclinación de su eje es del 98º lo que hace que, prácticamente, ruede sobre el plano del Sistema Solar. De esta forma, cada uno de los polos recibe luz directa solar durante 42 años.

Hasta el momento se conocen más de veinte satélites. William Herschel y su hermana Caroline Herschel construyeron telescopios muy avanzados para su época, lo cual les permitió descubrir hasta cuatro lunas. En un principio las numeraron, pero el astrónomo William Lassel pidió al hijo de Herschel que buscase otros nombres. Desde entonces, las lunas uranianas reciben nombres que provienen de las obras de William Shakespeare y Alexander Pope. Destacan Titania, Oberón (reina y rey de las hadas en El sueño de una noche de verano), Ariel,  Miranda (personajes de La Tempestad) y Umbriel ( personaje de El rizo robado).

Al igual que Saturno, Júpiter y Neptuno, Urano tiene un sistema de anillos. William Herschel creyó ver un anillo débil a su alrededor, pero los astrónomos no fueron capaces de percibirlo en las observaciones posteriores. Hubo que esperar hasta 1977 cuando un grupo de planetólogos montaron en un avión C-141 A de la NASA llevando a bordo el Observatorio Aerotransportado Gérard P. Kuiper. La revisión posterior de los datos permitió constatar la existencia de cinco tenues y estrechos anillos. A pesar de que escasean las misiones destinadas al estudio de este planeta, gracias a distintas investigaciones y la ayuda de la sonda Voyager y el telescopio Hubble, se conocen trece anillos. Se trata de estructuras muy oscuras, formadas probablemente por hielo y con un espesor que oscila entre un centímetro y un metro, muy difíciles de percibir a la enorme distancia a la que nos encontramos.

*Unidad astronómica: distancia entre la Tierra y el Sol. Aproximadamente 150.000.000 km.